NEUROMODULACIÓN Y SALUD MENTAL

La neuromodulación es la acción de modificar determinadas actividades de nuestro sistema nervioso a través de la aplicación de estímulos eléctricos. Esta intervención puede ser dirigida a diferentes regiones del sistema nervioso, también a nivel medular o periférico, tratándose de técnicas muy utilizadas por ejemplo en el tratamiento del dolor crónico.

En Psiquiatría, la neuromodulación está dirigida a diferentes estructuras del cerebro, especialmente a la corteza cerebral. Los nuevos avances en neurociencia apuntan a la intervención sobre circuitos cerebrales que comunican la corteza con otras áreas subcorticales implicadas en el correcto funcionamiento del cerebro.

La utilización de corrientes eléctricas como tratamiento psiquiátrico se remonta a principios del siglo pasado con el descubrimiento de la terapia electro convulsiva. Consistía en la aplicación de estímulos eléctricos a través de electrodos situados en áreas frontotemporales para inducir una crisis convulsiva generalizada. Hoy en día, La terapia electroconvulsiva, llamada vulgarmente electroshock sigue siendo el tratamiento más efectivo para algunas patologías y síndromes psiquiátricos como la depresión melancólica, la catatonía, o la crisis maniaca. Cabe destacar la mala fama de este tratamiento a nivel social, basada en la desinformación y en la visión arcaica ligada a su antigua aplicación sin las medidas éticas ni médicas adecuadas. A día de hoy se aplica en quirófano, con estricto control anestésico, apoyo ventilatorio y monitorización de la actividad eléctrica cerebral, con un equipo multidisciplinar y unas condiciones de seguridad muy exigentes. Aunque su eficacia está más que demostrada, todavía no se conocen al completo los mecanismos de acción de esta técnica basándose en teorías de neurotransmisión y neuroendocrinas. Además, las importantes necesidades logísticas y médicas que requiere su aplicación limitan sus uso al entorno hospitalario.

Las nuevas tendencias en neuromodulación pretenden actuar sobre áreas cada vez más concretas y se basan en la intervención sobre circuitos cerebrales que comunican diferentes áreas funcionales.

Como técnica invasiva, la estimulación cerebral profunda consiste en la creación de pequeños orificios en el cráneo para implantar los electrodos de forma directa en el tejido cerebral. Estos electrodos producirán estímulos eléctricos que regulan los impulsos anormales, mediante la implantación de un dispositivo electrónico implantado en tórax. Esta técnica es utilizada para síndrome Tourette, TOC, Parkinson, dolor crónico, entre otras patologías.

La búsqueda de tratamientos más seguros y menos invasivos ha enfocado la investigación científica en técnicas de neuromodulación como la estimulación magnética transcraneal (EMT o TMS en inglés) y la estimulación por corriente directa transcraneal (tDCS). Estas técnicas se pueden aplicar en clínicas médicas convencionales, sin necesidad de usar quirófano y su eficacia en algunas patologías psiquiátricas está creciendo a la par que la investigación científica es esta área de la neurociencia.

La estimulación por corriente directa transcraneal (tDCS) es una tecnología no invasiva, utilizada para modular la actividad neuronal y aumentar la plasticidad sináptica.  Consiste en la aplicación de una corriente eléctrica de baja intensidad en el cuero cabelludo a través de uno o más electrodos. Esta técnica tiene más de un siglo de historia, sin embargo, el avance tecnológico está permitiendo profundizar en su investigación y aplicación clínica a través de sistemas cada vez más manejables y de mejor control. Ha demostrado evidencia de nivel A (definitivamente efectiva) en mejoría de los síntomas de depresión, mediante estimulación de la corteza prefontal izquierda, también se utiliza en el mantenimiento tras un tratamiento exitoso con estimulación magnética transcraneal.

Los avances científicos más importantes se están produciendo en la estimulación magnética transcraneal (EMT o TMS). Esta técnica consiste en la aplicación de pulsos magnéticos en áreas concretas del cerebro a través del cuero cabelludo y el cráneo. Ese impulso magnético es capaz de profundizar hasta áreas corticales generando allí un campo eléctrico que produce el efecto neuromodulador. La aplicación de estos estímulos con la intensidad adecuada, que influirá en la profundización de la corriente, ha demostrado actuar sobre circuitos cerebrales implicados en la depresión, en el trastorno obsesivo compulsivo, en algunas adicciones y en multitud de patologías neurológicas. La evidencia en el tratamiento de la depresión es concluyente.

Se sigue investigando en la creación de nuevos protocolos definidos por el número de pulsos, frecuencia e intensidad de los mismos, número de sesiones, áreas cerebrales de aplicación y otros parámetros implicados en la eficacia de la estimulación magnética transcraneal. La utilización de dispositivos de neuronavegación que permitan precisar en el área concreta sobre la cual aplicamos los pulsos también es motivo de interés clínico.

Como conclusión, las citadas técnicas de neuromodulación se están incorporando con fuerza a la práctica psiquiátrica actual. Con evidencias científicas consistentes, ya forman parte del presente y del futuro de la intervención terapéutica en Salud Mental.

 

Daniel Vicente.

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