Ejercicio físico y cerebro I

Todos sabemos que “el ejercicio físico es bueno para el cerebro”, pero ¿qué beneficios son los que realmente nos aporta a parte de mejorar las capacidades físicas, cognitivas, sociales y emocionales?

José Luis Trejo y Coral Sanfeliu investigadores del Consejo Superior de Investigaciones (CSIC) han hallado múltiples beneficios positivos que tiene el ejercicio en el cerebro.          

En primer lugar, se observa un aumento en el árbol dendrítico y la sinápsis. Es decir, imaginemos las neuronas como árboles, por un lado tienen las ramas (dendritas) por donde la  neurona recibe la información y por otro lado, están las raíces (axón) parte de la neurona por donde se envía la información. Por lo tanto, el ejercicio físico aumenta el número de conexiones entre neuronas (sinapsis). Debido a que aumentan las dendritas con el ejercicio, la neurona recibe mucha más información por lo que se comunicará más con otras neuronas y cuanto más usemos esas neuronas  y sus conexiones, más se reforzará y más potente llegará a ser. Dicho con otras palabras, cuanto más ejercicio, mayor número de conexiones, en vez de tener ‘carreteras nacionales’ por donde circula la información, tendremos ‘autopistas’ y el aprendizaje será más fácil.

Estos cambios en las neuronas, en la comunicación entre ellas produce un incremento en la capacidad cognitiva a través del aumento de la plasticidad sináptica  (la capacidad de cambio que tienen las neuronas debido a factores endógenos o exógenos como el ejercicio físico) y un aumento de la neurogénensis, es decir, la formación de nuevas neuronas en una región del hipocampo adulto.

La evidencia científica muestra que existe neurogénesis en el hipocampo adulto a lo largo de toda la vida. (María Llorens-Martin et al., 2019).

La importancia de esta neurogénesis radica en que el hipocampo está muy relacionado con el aprendizaje, la memoria, algunas emociones como la ansiedad y la depresión, y además, se relaciona con el envejecimiento sano. El hipocampo es una de las zonas más afectadas con  el envejecimiento patológico.

            ¿Y cómo aumenta la neurogénesis?

El ejercicio hace que el hígado y el músculo aumenten la producción y secreción en sangre de una serie de sustancias (neurotrofinas como el IGF-1, BDFN, VEGF) que atraviesan la barrera hematoencefálica y se introducen en el cerebro. Estas neurotrofinas actúan como fertilizantes y favorecen e incrementan el nacimiento de nuevas neuronas en el hipocampo y como hemos dicho, esta región es el centro gestor de la memoria y está muy relacionado con los aprendizajes significativos. Además, generarán mayores conexiones sinápticas entre las diferentes áreas del cerebro.  Como consecuencia tendremos un cerebro con mejor funcionamiento, una mejor memoria y un mejor estado de ánimo (Insua, 2003).

Otro efecto que produce el ejercicio físico en el cerebro es un aumento de la vascularización en el cerebro, es decir, aumenta el flujo sanguíneo en el cerebro que aporta no solo el oxígeno que mantiene activas nuestras funciones cerebrales, además es el vehículo donde viajan las neurotrofinas.

Otro beneficio es que el ejercicio físico incrementa la descarga de neurotransmisores clave para el funcionamiento del cerebro. Incrementa los niveles de dopamina (Goekint et al, 2012) en zonas cerebrales contribuyendo al aumento de las capacidades cognitivas, mejorando la atención y el estado de ánimo. Los niveles de serotonina también se incrementan en determinadas regiones, produciendo sensación de bienestar. La acetilcolina aumenta sus niveles, en corteza e hipocampo, y participa en la determinación del ritmo theta en el hipocampo. Esto significa que niveles de acetilcolina modificados por el ejercicio cambia directamente el funcionamiento del hipocampo, y como consecuencia, del aprendizaje y memoria. Además, aumentan las endorfinas, nuestros analgésicos naturales (Anish, 2005).

El ejercicio también tiene efectos antidepresivos y ansiolíticos. Se ha demostrado la participación de los opiáceos endógenos y los endocannabinoides en la modulación del estado de ánimo asociado al ejercicio (Watkins, 2008).

Y por último, el ejercicio mejora la evolución de determinadas enfermedades neurodegenerativas a la vez que retrasa su edad de comienzo y sintomatología. Existe evidencia científica de que programas de estimulación cognitiva y ejercicio producen un aumento de neurogénesis hipocampal adulta y esto produce reserva cognitiva. La función de esta reserva cognitiva es que en las primeras etapas de una enfermedad neurodegenerativa, el cerebro genera mecanismos de compensación ante la pérdida de actividad neuronal en unas zonas. Por lo que, otras zonas se hiperactivarán para compensar esas zonas de pérdida. Esto se debe a la plasticidad del cerebro, la capacidad cognitiva para cambiar o adaptarse y reaccionar ante cualquier situación.

Ahora bien, sabemos los beneficios del ejercicio físico en el cerebro, pero ¿de qué tipo, cuánto hacer, cómo hacerlo….?

… (continuará)

Eva Usán Romero

Profesora de Educación Infantil y Primaria.

Psicopedagoga.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *